Cierra los ojos y siente por un momento lo que significa el otoño. ¿Cómo te lo imaginas? Estar en casa, calentitos con una mantita en el sofá, tal vez leyendo algún libro o viendo una serie en Netflix, tomando algunos frutos secos o una infusión para calentar el cuerpo.
El otoño es transformación y adaptación
Sólo tenemos que observar la naturaleza para ver cuales son los movimientos naturales del otoño. Las hojas de los árboles cambian de color creando un mosaico colorido espectacular, es maravilloso contemplar el otoño en el bosque.
En el reino vegetal saben los cambios que trae el otoño, se adaptan y se preparan para ello. Es una energía de contracción, acumulación, cierre, por eso los animales se preparan para hibernar, para recogerse en sí mismos como si quisieran evitar gastar más energía de la necesaria.
Las horas de luz se reducen considerablemente, anochece antes y amanece más tarde, todo a nuestro alrededor nos incita a volver a casa cuanto antes y tomar un caldo calentito reconstituyente.
Sin embargo, dadas las exigencias de nuestra vida y nuestras agendas tan cargadas por mil y una cosas que tenemos que hacer cada día, nos impiden descansar tal como hace la naturaleza de forma natural. Esto nos produce agotamiento, astenia, caída del cabello y todos los síntomas asociados a la llegada del otoño. Pero esto realmente no tendría por qué ser así, si entendemos que quizá dejar de hacer actividades que no nos llenan, descansar un poco más y comer alimentos reconfortantes, que nos nutran la energía interna, nos ayudarían a pasar un otoño más armónico y sin tantos contratiempos, ni altibajos.
En tiempos de recogimiento es importante dirigirnos esa mirada amorosa hacia nuestro interior, no excediéndonos en nuestros menesteres diarios, ni gastando más energía de la necesaria y disfrutando de hacer cosas que nos gustan.
Tal vez sea el momento de leer ese libro que hace tiempo tienes en la estantería, o quizá sea la hora de darte un baño relajante con sal marina o con aceites esenciales, o quedar con alguien que sea de tu agrado y que te saque del ruido diario, o simplemente decir que “no” si alguien te pide que hagas algo que no te apetece hacer. Al final te darás cuenta de que es muy fácil, sólo requiere que te des prioridad como la persona más importante de tu vida.
Solo podemos mirar hacia adentro si estamos en calma y tranquilidad, y el otoño es un tiempo que nos invita a hacer este movimiento de forma natural, ya que forma parte del ciclo de la vida, tal como lo hacen los animales y las plantas. Así cuando llegue la primavera podemos resurgir como lo hace la naturaleza, con mucha más potencia y desde luego, con mucha más salud, energía, vitalidad y así poder brillar con todo nuestro potencial.
El dulzor en la comida y en la vida
Y como la naturaleza lo tiene todo previsto, en otoño nos trae alimentos tan extraordinarios como la calabaza o el boniato, que nos acompañan en esta tarea de aportar dulzor natural a nuestra vida. La naturaleza es sabia y nos ofrece estos alimentos justo cuando más los necesitamos.
El dulzor natural y el control de peso
El dulzor natural de los alimentos es posiblemente la herramienta terapéutica más potente que tenemos a nuestra disposición para calmar los antojos por el dulce y, por tanto, para el control del peso. Potenciar los alimentos que cocinamos con alimentos con dulzor natural, nos da sosiego y calma interna, justo lo que necesitamos para evitar tomar galletas y otros alimentos azucarados y procesados que no necesitamos.
Añadir calabaza o boniato a tus cremas de verduras, legumbres o cereales, es una estrategia magnífica para fortalecer el dulzor en los platos aprovechando cada ocasión que tengamos en nuestra alimentación diaria. Durante el otoño os iré aportando muchas ideas en el blog que podréis utilizar con esta finalidad.