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La insulina ¿amiga o enemiga?

Pobre insulina, parece la culpable de todos los males cuando de sobrepeso se trata, pero es una incomprendida. La insulina la segrega el páncreas como respuesta al aumento de la glucosa en sangre. El páncreas, otro pobre, aguantando el chaparrón de azúcares refinados que le metemos cada día, al final, se agota, normal.

La insulina tiene la llave

Cada vez que ingerimos alimentos con glucosa, el páncreas fabrica insulina, así una y otra vez. Si nuestra ingesta de carbohidratos es adecuada, no hay problema. El problema reside cuando se consumen demasiados carbohidratos, principalmente si son refinados.

La insulina es la hormona llave que permite que la glucosa entre en la célula. Si no hay insulina, la glucosa no puede entrar en la célula y se queda pululando por la sangre, situación ciertamente peligrosa. 

Las personas que consumen hidratos de carbono refinados en exceso, almidones y azúcares simples (pan y harina blancos, arroz blanco, patata, fruta, dulces, etc.) están obligando a su cuerpo a fabricar más insulina para procesar este tipo de carbohidratos.

La insulina, que es muy lista, decide qué es lo que hace con el la glucosa que le llega a la sangre. Si la cantidad de glucosa es la adecuada, la enviará al interior de las células y al músculo, como combustible energético.

Pero si la glucosa que hay en sangre está en exceso, la insulina, con ayuda del hígado, acumula esta glucosa en forma de grasa y ¡ahí es donde está el problema!

Es por todos conocido el famoso dicho que “no limpia más el que más limpia, sino el que menos ensucia”. Esto es totalmente aplicable al exceso de glucosa en sangre y la insulina. Si queremos dejar que el páncreas segregue menos insulina, lo que tenemos que hacer es no comer carbohidratos refinados que suben rapidísimo la glucosa en sangre, y comer carbohidratos con integrales y en la cantidad adecuada para cada persona, ya que la fibra hace que la glucosa en sangre suba más lentamente. Además, la sensación de saciedad dura más tiempo, con lo que no estamos picando todo el día.

El primer paso del cambio es eliminar por completo los cereales refinados y azucarados, los alimentos procesados y sustituirlos por cereales integrales. La diferencia en el control en la glucosa es abismal.

Conoce bien cómo funciona la insulina y conseguirás que sea tu gran aliada en la pérdida de peso.

A veces en consulta me dicen que no les gustan los cereales o el pan integral, pero es un gran cambio que podemos incorporar si queremos perder peso y mejorar la salud. Además, ¡no tienes nada que perder y mucho que ganar!

El conocimiento es poder, y te puede llevar a conseguir la salud que siempre has deseado. Seguiremos hablando de ello ¿te apuntas?